Paracas es un destino que invita a disfrutar sin prisas: el mar, la brisa y los atardeceres hacen que cada momento tenga un ritmo distinto. En ese escenario, Los Iqueños, el restaurante y bar de Atoq Paracas Reserva, abre sus puertas tanto a huéspedes como a visitantes que buscan una experiencia culinaria frente al océano.
La propuesta de Los Iqueños celebra tanto lo local como lo internacional. Para quienes buscan un guiño al Perú más auténtico, el ceviche de pescado fresco y las conchas a la parmesana rinden homenaje a la frescura marina de Paracas. Los amantes de los sabores criollos encuentran en el lomo saltado o en el tacu tacu con atún un clásico reinventado con sutileza.
Pero también hay espacio para una carta cosmopolita: pastas artesanales rellenas de ricotta y espinaca, un espagueti con frutos del mar al estilo mediterráneo o un tierno filete con salsa de hongos muestran la versatilidad del menú. Y para cerrar, los postres se disfrutan con la misma vista que acompaña cada plato: un brownie casero con helado o un affogato son la excusa perfecta para alargar la sobremesa frente al océano.
La combinación permite que cada visita sea distinta: un almuerzo ligero con el sol cálido de Paracas y la vista del mar celeste o una cena romántica con pescados y carnes preparadas al detalle, cada experiencia en Los Iqueños se convierte en un recuerdo especial.
El bar de Los Iqueños completa la experiencia con una selección de cócteles pensados para cada momento del día. Un refresco bajo el sol, un brindis al atardecer o una copa relajada por la noche, siempre acompañados por la brisa y el paisaje de la bahía.
Ya sea en familia, con amigos o en pareja, Los Iqueños ofrece un ambiente acogedor y versátil. Al estar abierto al público, se convierte en un punto de encuentro en Paracas para quienes buscan buena comida, servicio cercano y la comodidad de un entorno boutique.
Visitar Los Iqueños es descubrir que Paracas también se disfruta desde su gastronomía. Con una ubicación privilegiada, una cocina que combina tradición y versatilidad, y la hospitalidad de Atoq, cada visita se convierte en una forma distinta de conectar con el lugar.